Ser de izquierdas supone al mismo tiempo un compromiso intelectual y una disposición de ánimo. Compromiso intelectual para observar y entender las transformaciones de la realidad. Disposición de ánimo para afrontar esa realidad y darle una respuesta política de carácter emancipatorio, democrático y social. Cualquier tentación de acomodo o de posibilismo táctico, se convierte de hecho en una renuncia a participar en la raíz vital de los debates generados por la sociedad. Cuando la izquierda excluye el pensamiento crítico de la realidad o la realidad del pensamiento crítico, desemboca en una burocracia sin horizonte.
El avance electoral de la derecha española es sólo un síntoma más de las profundas transformaciones culturales que está sufriendo nuestro país dentro de las corrientes neoliberales que dominan Europa. Años de exaltación sin escrúpulos de los beneficios empresariales, de la eficacia de las privatizaciones, del descrédito del Estado y de la necesidad de los recortes sociales y los derechos laborales, han calado en la forma de pensar de la población que se siente representada por el bipartidismo electoral del PP y del PSOE.